Levantamiento y análisis del escenario de la narración.
En Der Bau, Kafka nos muestra un mundo laberíntico interior, secreto, oculto, anverso a la realidad visible, desde una perspectiva opuesta a la que Platón nos refleja a través de la alegoría de la caverna: frente a un mundo exterior amenazante e inseguro, el negativo excavado se conforma como fortaleza y refugio.
En distintos fragmentos a lo
largo de la narración se desvela este posicionamiento de forma marcada: "La comparación entre la seguridad de mi obra
y la otra vida." (p. 167); "Confiar
en alguien desde el interior de la construcción, es decir, desde otro mundo,
eso lo creo imposible. [...] Sólo puedo confiar en mí y en la construcción."
(p. 169); "Es un mundo nuevo, que
proporciona nuevas energías, lo que arriba sería cansancio aquí no lo es."
(p.172); "Que arriba se hacine
el pueblo si quiere." (p. 174).
Como refuerzo a este propósito,
permanece latente de forma constante la idea de perfección, el anhelo utópico
de un paisaje artificial que se pretende mejorar, mantener y que admite nuevas
posibilidades: "Comienzo nuevamente
a soñar con mi proyecto de construcción perfecta; [...] contemplo [...] las
múltiples soluciones constructivas, [...] destinadas a permitirme entrar y
salir."
El constructor, una criatura semejable
a un topo, urde un complejo entramado subterráneo más propio de las hormigas.
Alusiones a rasgos anatómicos como garras, barbas o frente, o a las acciones de
arañar, morder o apisonar parecen hacer intuir esta naturaleza animal.
Se construye, asimismo, una progresiva
identificación entre el constructor y lo construido, una fusión que sobrepasa
lo físico y que podría extrapolarse a la asociación del propio escritor con su
obra: "Es como si no estuviera delante de mi casa, sino delante de mí
mismo." (p. 164); "La
delicadeza de la obra me ha hecho delicado a mí, sus lesiones me duelen como si
fueran mías." (p. 186). En cierta medida, la obra se introduce en el
ser como una parte más de su cuerpo o de su alma.
En este sentido, la criatura alude
a una idea de mutua pertenencia, de forma casi insistente: "Yo
y la obra estamos tan unidos, nos pertenecemos recíprocamente." (p.
170); "Vosotras (galerías y plazas)
me pertenecéis, yo os pertenezco, estamos
ligados [...]." (p. 174). Se habla de una obra hecha a medida, sólo
posible para él: "La obra [...] la
he hecho para mí, no para visitantes" (p. 168); "Estas galerías que han sido calculadas
exactamente para mí." (p. 170).
A esta idea se superpone la del
aislamiento, la creación como instrumento defensivo, de protección, de refugio:
"Vivo en paz en lo más profundo de
mi casa." (p. 156); "Sé con
certeza que éste es mi castillo, que he conquistado a la tierra, palmo a palmo,
arañando y mordiendo, apisonando y empujando." (p. 170).
I. LO VISIBLE. EL ENTORNO.
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Secciones paralelas al plano del suelo. |
Lo más fácilmente detectable
desde fuera sería "Un gran agujero;
éste en realidad no conduce a ninguna parte y ya a los pocos pasos se tropieza
con la roca. Es más bien el sobrante de uno de los numerosos y vanos intentos
constructivos, pero finalmente me pareció ventajoso dejar este agujero sin
rellenar." (p.155). Por tanto, hablamos de una perforación llevada a
cabo a escasos metros de un roquedal, un lugar probablemente exento de
vegetación. El narrador proporciona unas cuantas directrices más que nos
informan acerca de la escala y condiciones del lugar: "A unos mil pasos de este agujero se halla, cubierto por un manto
de musgo suelto, el verdadero acceso, tan bien asegurado como se puede estarlo
en el mundo; naturalmente, alguien podría pisar el musgo o embestirlo; entonces
mi obra quedaría al aire y quien tuviera ganas podría penetrar y destruir todo
para siempre." (p. 155); "Me
comunican con el exterior otros muy estrechos, bastante seguros, por los que me
llega aire respirable. Han sido construidos por ratones que he sabido atraer a
mi obra." (p. 157).
Podrían desvelarse algunas otras señales
de carácter accidental: "Cavo, a
bastante distancia de la verdadera entrada, naturalmente, una zanja de prueba,
no más larga que yo mismo y también cubierta con un manto de musgo."
(p. 166).
También se proporciona cierta
información con respecto al entorno que podría rodear el acceso a la obra: "El aire del bosque penetra, hay a un
tiempo abrigo y frescura." (p. 158); "Luego estoy bajo la capa de musgo, que muchas veces dejo el tiempo necesario
para que se suelde con el humus del bosque." (p. 163); "A pesar del cuidado que he puesto en
elegir para la entrada un lugar apartado, el tránsito que se produce [...] es
muy grande." (p. 165); "Me
arrojo en un matorral espinoso." (p. 167).
En conclusión, podría entenderse
que los únicos artificios que se ponen de manifiesto en la zona son el gran
agujero no practicable situado a unos 850-900 metros del verdadero acceso, de
tamaño más reducido y ocultado por una capa de musgo, así como pequeñas perforaciones
circundantes como consecuencia de las chimeneas de aire necesarias para
ventilar toda la obra oculta. Incluso, en algunos puntos relativamente
próximos, podrían apreciarse algunas zanjas e incisiones producto de las
probaturas del propietario cuando sale al exterior.
En cuanto a la localización probable
del acceso, estaría situado en el interior de un bosque, rodeado igualmente de
arbustos y vegetación de pequeño porte, pero en una zona limítrofe de transición a otra más escarpada y rocosa,
como así indica su ubicación apartada y el hecho de que el gran agujero próximo
se sitúe a una escasa distancia de suelos pétreos.
II. LA OBRA. DEL UMBRAL A LAS PROFUNDIDADES.
II.I El acceso y el laberinto.
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Plan general. Sección longitudinal normal al plano del suelo. |
Esta galería principal está
dotada, como elemento de protección, de una red de caminos serpenteantes que
bien pudieran relacionarse con el Minotauro y el laberinto, pues su propósito
es el mismo: "La entrada puede
ciertamente engañar, desviar, torturar al atacante." (p. 162). Es un
dispositivo que, no obstante, lejos de convencer a su autor, le atormenta,
quizás por el hecho de haber sido construido con más juventud y entusiasmo, y menor
experiencia y destreza: "No es nada
fácil pasearse por allí, he instalado en ese lugar un complejo zigzag de
galerías. Allí inicié la obra." (p. 161); "Aquí se desfogó mi entusiasmo en una construcción laberíntica [...]
indigna del resto de la construcción." (p. 162); "Aquí está la entrada a mi casa, [...] en el
laberinto de entrada. [...] representa un juego de paredes harto endeble. [...]
Con ello no está dicho que estas fallas no me preocupen todavía de tiempo en
tiempo. Cuando en mis acostumbrados paseos eludo esta parte de la construcción,
ello sucede principalmente porque su aspecto me molesta. [...] El suplicio de
este laberinto debo superarlo también corporalmente al salir; me disgusta."
(p. 162).
II.II Las galerías y las plazas.
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Plan general. Sección transversal normal al plano del suelo. |
Las galerías principales aparecen
claramente definidas, con un ancho suficiente para admitir el paso de la
criatura sin dificultad: "Puedo
deslizarme por mis galerías." (p. 157), que podrían estar comunicadas
entre sí en determinados puntos, posiblemente en la mitad de su longitud: "Comienzo ahora con la segunda galería
e interrumpo la inspección a la mitad y paso a la tercera, por la que me dejo
conducir" (p. 173); "Debieron
haberse tomado disposiciones para que algunas partes de la obra, y en lo
posible muchas de ellas, cuando fuesen atacadas, pudiesen aislarse de las menos
expuestas." (p. 187). Esta estimación es algo más discutible, pues las
posibles conexiones intermedias entre galerías no se detallan de forma
explícita, aunque es un aspecto intuible a través de este tipo de
puntualizaciones. En cambio, su conformación y longitud si se exponen de forma
más clara: "Cada cien metros he
ensanchado las galerías hasta convertirlas en pequeñas plazas circulares. Allí
puedo enrollarme cómodamente, abrigarme en mí mismo y descansar. Allí duermo."
(p. 157); "Estoy en una plaza
protegida por todos lados -más de cincuenta de éstas hay en mi construcción-"
(p. 158). Por tanto, cada una de las galerías presentan una importante
longitud, moduladas a su vez por una secuencia de plazas o salas de mayores
dimensiones dispuestas a razón de 100 metros de separación sumando un total
superior a las 50 unidades. Estas apreciaciones dan una primera idea de la
magnitud y extensión que puede asumir el total de la obra.
Las plazas dispuestas a lo largo
de las galerías principales son "pequeñas
plazas, todas perfectamente conocidas y que, a pesar de su completa igualdad,
puedo diferenciar entre sí a ojos cerrados por la simple curvatura de sus
paredes." (p. 170), y le sirven en determinadas circunstancias al
propietario como pequeñas despensas donde distribuir separadamente sus
provisiones, aunque reconociendo no ser la mejor solución posible a este
efecto: "Me parece prudente
distribuir las previsiones dotando también de ellas algunas pequeñas plazas;
entonces destino, por ejemplo, cada tercer lugar a las reservas, o cada cuarto
a depósito principal y cada segundo a almacén. [...] O, para despistar, elimino
ciertos caminos de la acumulación de reservas, o elijo, muy salteadamente en
dirección de la salida principal, sólo algunos pocos sitios." (p.
159); "La utilidad de las reservas
en las pequeñas plazas es problemática; poco cabe en ellas y lo que allí se
deposita obstruye el paso y más bien me impediría desplazarme." (p.
160). En el primer fragmento se da pie al entendimiento de que en cada galería
al menos habría cuatro plazas intersticiales.
II.III La plaza fuerte.
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Plaza fuerte. Sección por eje central y esbozo. |
Estos dos fragmentos resultan
vitales para el entendimiento de la estructura general de la obra: un espacio
central de grandes dimensiones, un núcleo, un corazón, un atrium, un ómphalos, del
que parten diez galerías principales, cada una de las cuales podrían tener
cinco o más plazas entendiéndolas de forma homogénea según lo comentado
anteriormente con respecto a su número total (más de 50). Es posible incluso hacerse una idea de las dimensiones de este
espacio con respecto a las plazas pequeñas en función de su capacidad de
almacenamiento; el creador apunta anteriormente que uno de sus métodos de almacenamiento
consistía en ubicar sus provisiones en tres de las plazas de cada galería (en
total, 30), llegando a taponarlas, mientras que la plaza grande admitiría las
de medio año, por lo que se podría pensar en un espacio que fácilmente pudiera
ser 100 veces mayor que el resto de las plazas.
También se enfatiza el carácter
atrayente y predominante de este espacio central, situado en las profundidades
y estimado como almacén de alimentos: "Traslado
mis guaridas desde los círculos externos al interior, hundiéndome cada vez más
en los olores, hasta que no soporto más, y una noche me lanzo sobre la plaza
principal, arramblo con las provisiones y me sacio." (p. 161); "El hecho de ser único el gran depósito es lo
que me pierde." (p. 161); "Sea
la considerable profundidad en que se halla ubicada la plaza principal, sea su
gran extensión." (p. 177).
En resumidas cuentas, hablamos de
un espacio excavado arbóreo, laberíntico, neuronal, con una estructura
asimilable a la de una telaraña, una pirámide, una constelación, o una
molécula, o a la de una raíz, que se bifurca y extiende vastamente en las
profundidades desde un primer y único origen. Un planteamiento urbanístico que
busca alejarse lo más posible de los peligros del exterior como forma de
refugio.