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El dibujo del cuerpo

‘Además de la mera correspondencia del contorno observado y dibujado, imito también el ritmo de la línea con mis músculos, y finalmente la imagen queda grabada en la memoria muscular…Un esbozo es, de hecho, una imagen temporal, un trozo de acción cinemática grabada en una imagen.’
Juhani Pallasmaa, La mano que piensa: sabiduría existencial y corporal en la arquitectura. 

La primera forma en que el arquitecto (o el escultor, o el director de cine, o el soñador) se acerca a un proyecto, posiblemente sea desde su imaginación, fabulando acerca de formas posibles en que desarrollar sus arquitecturas. Sin embargo, no dejan de ser escenas desordenadas las que nos facilita el sub/consciente, extraviadas con facilidad y de gran imprecisión, que se retratan como insuficientes para llegar a entrever una correlación contingente con la realidad buscada.

Es el dibujo con las manos, el esbozo, el primer trazo de las aspiraciones del creador. Lo fascinante del boceto es su carácter indecidible, pero a la vez sintético y expresivo hasta límites que incluso una vista diédrica posterior, una imagen o la propia realidad no son capaces de mostrar hasta tal punto. Pietilä venía a exaltar como virtud principal de lo dibujado su flexibilidad hermenéutica, como un proceso capaz de ir desechando de forma considerada aquellos aspectos no reclamados pero a la vez sin atentar contra las posibilidades latentes de lo pretendido.

Un esbozo es un trozo de acción cinemática. El esbozo es empírico, es una experiencia, una forma de pensar desde lo háptico, desde la expresión corporal. Es quizás la forma en que la sensibilidad y personalidad del creador adquiere la máxima potencia: un fluido desarrollo en que se entremezclan fractalmente razón y cuerpo. El pósito de los trazos, la sedimentación en el tiempo va apilando esas posibilidades hasta ir desvelando las decisiones y condiciones de lo creado.

El dibujo permite adelantarse a lo acontecible y mostrar su esencia. No es de extrañar como les son necesarios a Eisenstein o Lang para generar sus mundos más intrínsecos, o como los precisa el pintor como paso previo a un lienzo. Es la antesala de la creación, el soporte a través del cual llegar a lo “ya pensado” con la maduración y temporalidad precisas.

Un orden desordenado, un deseo aún sin concebir, un gesto involuntario. 















"Nadie sabe lo que puede un cuerpo" 
Baruch Spinoza