Claves_previas
Ubicación
El solar elegido se localiza en una de las escasas explanadas presentes a lo largo del Cerro de San Cristóbal, sobre el cual se asienta el Conjunto Histórico de la ciudad de Estepa (Torre del Homenaje, Murallas...). Su posición es excelente, puesto que se encuentra a medio camino entre el Castillo y la ciudad, y mantiene contacto visual, aunque de un modo intermitente, con la Torre de la Victoria y la Iglesia de San Sebastián, sin duda, dos baluartes de la ciudad.
Nudo de comunicaciones
Como consecuencia de encontrarse en un punto central entre Estepa ciudad y su conjunto monumental, se trata de una zona transitada de forma habitual tanto por los estepeños como por sus visitantes, pues entabla conexiones directas con la Iglesia de Santa María de la Asunción y el Convento de Santa Clara, además de ser normalmente punto de reflexión y observación de la ciudad y sus símbolos desde cotas superiores.
Los tiempos del Cerro
Recorriendo el Cerro de San Cristóbal, es corroborable la presencia de multitud de herencias del pasado de Estepa, como puede ser la Torre del Homenaje, o los restos de murallas y torres que defendían el Opidum, desde las cuales era posible observar los alrededores con un gran radio de visibilidad, gracias a la naturaleza escarpada del cerro. Incluso, a pocos metros del solar, es distinguible una de esas torres defensivas de la muralla.
Primeros_enlaces
Acción perdurable. La acción ejercida sobre el lugar, aunque sea con motivo de un evento temporal, podría modificar levemente la topografía del cerro, y generar nuevos espacios que sirvan de aliciente durante todo el año a los transeúntes.
Funcionamiento como muralla. La existencia de multitud de vestigios de murallas y arquitecturas anteriores, junto con la presencia próxima de una atávica torre de vigilancia plantean la posibilidad de concebir la intervención como si se tratase de un resto visible más de la herencia histórica de la ciudad: Los recorridos podrían plantearse como los paseos de los vigías, los stands como las casamatas, recintos en donde se almacenaban armas, y que se situaban en medio de los dos flancos de la muralla, las relaciones visuales establecidas a través del control de cotas inferiores, e incluso el planteamiento formal podría evocar este tipo de arquitecturas.
Articulación según módulos. Cada stand se plantea como algo más que un punto de venta, con un largo pasillo de acceso, una estancia de reflexión y observación, un patio, y el propio espacio comercial.
El proyecto se estructuraría según tres grandes stands de uso diverso, situados al borde noroeste de la explanada, de forma que parecerían actuar como barrera, como muralla, aunque realmente permiten una gran permeabilidad de recorridos, tanto entre ellos como en su interior, pues desde los stands se puede acceder cómodamente a las zonas exteriores.
Sin embargo, la línea de recorridos principal es interior a la banda de casamatas, según una plataforma de madera que facilita su acceso y bordea exteriormente un foso, que se excavaría con el fin de ser empleado sin límite temporal como zona de descanso y reflexión, provisto de zonas verdes y arboleda, concebido como desahogo de la actividad comercial desempeñada en la zona superior, y como nexo entre el puesto de comida y el resto del complejo, además de ocultar en cierta medida los aseos, que se situarían en el túnel de acceso.
También se dispone de un stand de información, el cual incluye servicio de telefonía y de transacciones bancarias, que terminaría de completar el conjunto de stands presentes en el recinto.
Por último, comentar la presencia de muebles, una serie de bancos de gran tamaño, esparcidos a lo largo del solar, con el fin de ser empleados como asiento, respaldo, juegos infantiles..., así como la de una escalera, que seguiría presente una vez terminase el evento, y facilitaría la conexión entre la planta superior y el foso excavado.
El stand se articula según una cuadrícula de 5x11 metros, que modula y articula sus subespacios (pasillo de acceso, estancia de reflexión, patio, trastienda y punto de venta), generando una cubierta de cubos ascendentes y descendentes de dimensiones la unidad modular (1x1m), generando una topografía cúbica que recuerda a las irregularidades de los vestigios en estado ruinoso que pueblan el Cerro. Los cubos en cuestión alcanzan una altura máxima de 3.70m y una mínima de 2.70m, que se reduce en altura suelo-techo, pues el stand se sostiene por una tarima de madera que se eleva 20cm sobre el suelo.
Una de las oportunidades que ofrece el empleo de diferentes alturas en la cubierta es la posibilidad de que penetre luz entre los distintos recovecos generados por los cubos. En este sentido, se generará una atmósfera interior dinámica, con rayos de luz penetrando, y modificando su trayectoria a lo largo del día. Además, este aporte de luz cenital, permite blindar el stand, y únicamente disponer aquellos huecos estrictamente necesarios, ya sean accesos, huecos donde establecer una comunicación comerciante-cliente, o aperturas que focalicen elementos externos.
También la iluminación artificial puede resultar sugerente, disponiendo tubos fluorescentes en el interior de los cubos descendentes, que rebotan en los cubos ascendentes y configuran un juego de luces y sombras que resulte atractivo.
Otro aspecto del proyecto de interés es su modulación, de forma que permite, por un lado, la articulación de otros stands sujetos a funciones y necesidades diferentes (puesto de comida, punto de información, aseos), así como reducir o jugar con esa secuencia de módulos, permitiendo sustraer el espacio de reflexión, el pasillo de acceso, o conectar dos stands,etc., cuando resulte conveniente.